Alimentación y estrés

¿Tan relacionado está el estrés con la alimentación? Sí.

De hecho el estrés nos afecta a todos los niveles: al descanso, a la ansiedad, a la vida social, a nuestro ocio, a la alimentación, etc. Está comprobado que un estado de estrés crónico, es decir cuando mantenemos en el tiempo un nivel alto de estrés, nuestra salud mental y física decae.

El estrés crónico, por desgracia, es de lo más habitual. Bien por una exigencia grande laboral, académica o personal acabamos cayendo en etapas continuadas de estrés, las cuales acabamos normalizando. En estas situaciones nuestro cuerpo sufre cambios, que inicialmente pueden ser silentes pero que luego se expresan de varias formas.

Por ejemplo nuestras hormonas encargadas de enviar la información de saciedad-apetito pueden aumentar o disminuir. Nuestro sistema inmune se vuelve deficitario. Nuestro metabolismo (gasto energético) varía y con ello nuestra composición corporal como el porcentaje de grasa, agua y músculo.

Y los cambios a nivel psicológico también dejan consecuencias. Por ejemplo puede disminuir nuestra apetencia por practicar actividad física. También dejamos de comprar alimentos y/o cocinarlos. Y en definitiva tendemos a calmar nuestro estrés con comida, lo que nos lleva a comer más energético y malsano, generalmente. Este tipo de alimentación nos hace sentir mal, nos genera ansiedad y así vuelta a empezar el bucle.

Vale, pero ¿cómo rompemos este bucle? Lo primero es ser consciente de lo que nos ocurre y el porqué. Si pensamos que efectivamente tenemos estrés y que éste nos está afectando a nuestra salud es momento de actuar. Un primer paso es acudir a un profesional que nos ayude a gestionar mejor el estrés, pedir cita con un psicólogo.

Paralelamente podemos también ponernos en manos de un dietista-nutricionista que nos haga una valoración nutricional y nos guíe hacia una alimentación saludable y adaptada a nosotros. Sin dietas milagro ni mitos nutricionales.

Igualmente aporto varias recomendaciones nutricionales y de estilo de vida que pueden ayudar:

  • Hacer un planing de menú básico con las comidas y cenas en la semana
  • Hacer la compra de alimentos variados al menos una vez a la semana
  • No tener en casa alimentos malsanos como por ejemplo galletas o pizzas precocinadas
  • Cocinar al menos dos horas semanales
  • Llevar siempre encima, o tener a mano, alimentos saludables como fruta y frutos secos crudos
  • Hacer algo de actividad física diaria, desde caminar como apuntarnos a una clase que nos guste o seguir alguna rutina en casa
  • Apagar las pantallas antes de irnos a dormir, como el móvil, ordenador y televisión, y sustituirlo por un libro
  • Reducir el alcohol
  • A veces hacer un registro con lo que comemos a diario también ayuda a ser más consciente

Puedes ampliar información en el siguiente enlace: