Cada vez cobran más difusión las patologías digestivas, bien porque las hemos padecido nosotros mismos o porque conocemos a alguien cercano.

Desde el famoso helicobacter pilory, pasando por el SIBO o una enfermedad inflamatoria intestinal hasta la celiaquía, entre otras, son patologías que afectan en gran medida a la salud física y mental, es decir, a la calidad de vida de la persona que las tiene.

Por eso es tan importante un adecuado tratamiento farmacológico y/o herbáceo siempre que sea necesario, además de la dietoterapia. A veces la persona lleva a cabo un tipo de alimentación demasiado estricta y/o desequilibrada por miedo a tomar alimentos que le sienten mal, pero esto en la mayor parte de los casos no es necesario. Conviene saber que en estas patologías el objetivo final es que la persona pueda tener una alimentación variada, completa y equilibrada adaptada a sus gustos y necesidades. Siempre pasando por un proceso de reintroducción de alimentos paulatino y acorde con la sintomatología.

La intervención nutricional es una pata más del tratamiento, no siendo por sí sola la cura. Pero es fundamental trabajarla para minimizar las molestias y mejorar la calidad de vida de la persona.