Peso

En consulta me encuentro a menudo con que el peso genera en el paciente mucha ansiedad.  Siempre procuro explicar por qué no tiene sentido darle tanta importancia. Incluso hay nutricionistas que no pesan en su consulta como comprobación de que el peso no es lo importante, y ni siquiera es un buen medidor de salud.

El peso o nuestro metabolismo no es una ciencia exacta. De hecho no lo podemos controlar a nuestro antojo. Esto se debe a que es una variable que se ve afectada por una gran cantidad de factores, algunos de ellos dependen más de nosotros y otros todo lo contrario.

Por ejemplo la alimentación o la actividad física sí que está en nuestra mano cuidarla, pero por otro lado la edad o la genética no. Así que obsesionarse con el peso no merece la pena. ¿No os ha pasado alguna vez que comiendo lo mismo y haciendo el mismo ejercicio el peso varía?

Es preferible valorar un conjunto de factores para saber si estamos por el buen camino:

  • Como te encuentras físicamente, si más deshinchado, más ligero, con más energía…
  • Si en tu actividad física diaria rindes mejor
  • Si el volumen corporal disminuye
  • Si la composición corporal mejora, es decir baja la grasa
  • Si te sientes a gusto con tu alimentación y ésta no te genera ansiedad

Todo esto nos da, en la mayoría de los casos, más información que el propio peso. Ya que como seres humanos que somos ( y no robots) no funcionamos igual cada día. De hecho si nos hemos tomado un medicamento o tenemos alguna alteración hormonal puede que el peso aumente, pero será principalmente por una retención hídrica, por lo tanto ese peso no es fiable.

Otro factor que influye mucho en el peso y nuestro metabolismo es el estrés. Y ya no sólo porque nos cambie el apetito o aumente la ansiedad ( y así podamos comer más o menos), si no porque el estrés mantenido en el tiempo nos afecta a nivel hormonal. Entre otras hormonas el cortisol se eleva y éste altera nuestro apetito-saciedad y nuestro gasto energético. Haciendo que la pérdida de peso sea mucho mas complicada.

Además hay que mirar este proceso como una carrera de fondo y no de velocidad. Es preferible que los cambios se hagan poco a poco (como todo cambio real de hábito) para que sea más fácil que permanezcan en el tiempo. Si aprendemos a comer bien, nos sentiremos bien, y el peso pasará a ser algo secundario.